“Que tengo luto y no puedo comer fruta colorá”
RECORDANDO A MARCHENA – Sandra Carrasco y David de Arahal
Crónica. Teatro Pavón. Madrid 24 de marzo de 2023.
Sonaron los primeros acordes de la guitarra de David como una cajita de música de manivela, de esas con las que juegan los niños. Avanza poco a poco el carro por el camino hacia Marchena y dos mujeres que pasan comentan cuál es de los cuatro muleros su marido. Milonga rítmica en la que Sandra recuerda que la luna tiene cerco y que tiene cerco la luna, como sabemos, para ver el color de tu pelo. Estamos todos pendientes, también los cuatro padres franciscos. El concierto ha empezado con una letra que nos sitúa en el tiempo y el espacio preciso, para entender lo que viene por delante.
Lucen mucho los párrafos que la artista recita con ese aire marchenero, con chulería y la gorra que lleva cuadra con el personaje que han creado para el espectáculo.
Continúa David con una larga introducción en las que aprovecha para hacer tresillos de acordes en un modo barroco, como si su guitarra hubiera recordado sus inicios con Bach y Albinoni. Y Sandra mientras va cantando lo que quiere a la guitarra. Y quien dice guitarra, lo que todo el mundo quiere también a este guitarrista.
“Que tengo luto y no puedo comer fruta colorá” seguramente sea la mejor excusa posible, para privar al alguien del placer de comer la fruta sandía en verano.
Tras la malagueña y los abandolaos van creciendo de intensidad en sus círculos de acordes, en los que David, decide cambiar los compases a veces con trinos al compás y otras con estrofas que cuadran con la circularidad. El cante de la onubense crece como un rezo de los monjes derviches mientras giran.
Filosófica letra de Marchena, capaz de separar lo bueno que la vida nos regala y confrontarla con aquellas cosas que nos duelen. “No reniego de las rosas / que me regalo tú madre / reniego de las espinas / pero no de los rosales” Sandra la siente y la cuenta, como se cuentan las cosas en las que ponemos nuestros recuerdos.
En este concierto no se habla de la verdad, también de la bondad “Ay que fueron a la campiña / los cuatro enemigos mortales / y fue tan grande la riña / que pronto se hicieron amigos” Si una cosa tenía Marchena, como Machado, es en la capacidad de querer y perdonar del ser humano. El cante jondo de la taranta, lo es también por sus letras.
De Marchena a El Arahal y de ahí Utrera. Que ya sabemos que tiene una fuente Utrera con catorce o quince caños con un cartel que dice, aquí cantó el polo Tobalo. No es solo David quien acompaña a Sandra, en algún momento Sandra sabe que debe ser la base armónica para que pueda expresar David sus propias propuestas.
Serrana, farruca y petenera, la campiña sevillana y los mares verdes de trigo y olivo. Vuelve la luna de enero a envalentonar a la guitarra del joven sevillano. Y si Sandra tiene que cantar a la Virgen, es David suficientemente humilde para tocar una ronda de acordes con los armónicos de la guitarra, para que el protagonismo lo tenga nuestra cantaora santa y laica de Huelva.
El sabor de la sandía dulce y el melón, el olivo y el limón. Y un romance con una tal Carmen a la que echar de menos, sabores y olores de los matices que salen de la garganta de Sandra Carrasco. Amores con sus pajaritos y flores y los nenúfares del río. Cantaora que es capaz de hacer imaginar la sensualidad de observar a la persona amada con naturalidad: “Yo la vi y ella no me vio / estaba comiendo mangos / sentada en el malecón”.
En el final del concierto aguardan la Colombiana, la guajira y unas rumbillas. Tan melódicas, acompañadas por el violonchelo de José Luis López, con tanta alegría y tanto corazón, que parece imposible resguardarse en un cobijo sentimental en los “te quiero cariño mío” en la voz de la cantaora. Todos estamos a la intemperie y a corazón abierto, cuando Sandra y David se deciden a emocionar a un público en clara inferioridad de defensas emocionales.
Tras el concierto, actuaron los brillantes Josemi Carmona, Javier Colina y Bandolero. Tres piratas de la noche del jazz madrileña, que han actuado en los mejores teatros del mundo, pero también, en muchos bujíos. Quién sabe si no son uno de los mejores tercetos de jazz actual.
En la despedida y fiesta final, pudimos escuchar a Sandra improvisando boleros, que ya sabe bien por el camino qué viene Josemi. Y a un David marcar sus armonías, cual pequeño Salazar, para que surfeara con sus solos el más jazzistico de los Ketama.
Fotografías
Vídeo
Ángel Martínez – Madrid, 24 de marzo de 2023.
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Mercedes Martínez Lipez dice
Texto interesante y flamenco.
La afición de su autor es notoria.
Enhorabuena Ángel